PRRRT...

El glosario de BoardGameGeek incluye el término "factor pedo" para aquellos que se han preguntado cómo describir el sonido gaseoso que se crea al presionar la tapa de una caja. ¿Quién iba a decir que algún día un par de diseñadores de juegos trasladarían los pedos del interior de la caja a la portada?

Sí, PRRRT... – del dúo de diseñadores Ludovic Maublanc y Bruno Cathala – trata sobre los desgarros y las roturas de pantalones que surgen de las regiones inferiores de uno, más concretamente sobre la determinación de quién lo ha repartido (mientras que, afortunadamente, se evita el extremo "quién lo ha olido" de la ecuación).

En cada ronda se revela una carta de situación, como una pequeña multitud en un ascensor, y se pone boca arriba un número de cartas de personas igual a la multitud representada en la carta. Las cartas de personas se valoran del 1 al 10 en función de la cantidad de vergüenza que esa persona tendría hacia ti en caso de que se revelara que eres el culpable. Las abuelas no tienen piedad...

Cada jugador recibe una mano de cinco cartas de olor, cuyo valor va del 0 al 7, con un 7, dos 6 y así hasta ocho 0. Dando una vuelta a la mesa, cada jugador pregunta por turnos a su vecino, "¿Qué te parece? ¿Eres tú el que contribuye al cambio climático? ¿Eres tú el que produce más metano?" Y así sucesivamente. Ese vecino puede confesar – en cuyo caso se anota todas las cartas de persona en juego – o puede negar la acusación, en cuyo caso el jugador activo roba al azar una carta de su mano y la pone en la mesa frente al vecino, revelando parte del olor que los demás han detectado.

Si consigues dar una vuelta a la mesa sin que nadie confiese, añade otra carta de persona a la multitud de olfateadores, y vuelve a dar la vuelta a la mesa. Repite este proceso hasta tres veces, momento en el que la mayoría de la gente tendrá tres tarjetas delante de ellos. A continuación, todos señalan simultáneamente a la persona que creen que ha creado el jaleo (es decir, la que tiene el mayor total de tarjetas de olor), absteniéndose si es esa persona. A continuación, todos suman su olor, y el "ganador" reclama las cartas de persona en juego y una carta por cada persona que le acuse; cualquiera que acuse a un jugador incorrectamente es penalizado. La puntuación más pequeña tras un número de rondas gana la partida.

Recibir una mano de números altos no presagia automáticamente tu coronación como dios del gas, ya que los números altos suelen tener un poder especial que entra en juego cuando alguien revela la carta de tu mano. El 7, por ejemplo, elimina del juego todas las demás cartas de tu mano, mientras que el 6 te permite intercambiar hasta tres cartas de tu mano con un oponente. Con el olor viene el poder!